¿Por qué les llamamos enfermedades raras cuando deberíamos decir enfermos abandonados a su suerte?
Un mal día, el mal de Trevor le encontró. A Hugo. Y Hugo no sabe cómo ni de qué manera. Y, parece ser, que a las farmacéuticas tampoco les interesa en absoluto ese tal Trevor que un día llegó para vivir en el tobillo de Hugo, cuando Hugo apenas tenía 3 años. No les interesa…